miércoles, 30 de junio de 2010

Habla pronto

Por Dairel Fuentes
Líder del grupo juvenil evangelístico del templo Roca Fuerte, Iglesia Santidad Pentecostal de Bayamo, Cuba


“Así que Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia a todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan.”
Hoy percibimos en el mundo, incluso en nuestra propia comunidad un incremento de la violencia, y la Biblia anuncia que en los últimos días crecería la maldad.
Hablan incluso de que el fin del mundo será en el 2010, pero tú y yo creemos que esto no será así, porque dice la Biblia que el fin del mundo vendrá como ladrón en la noche.
Muchas personas están atormentadas a causa de los frecuentes terremotos, pero Gloria a Dios que ni tú ni yo tenemos que temer a esto porque está escrito en la palabra.
Mateo 24 describe todas estas catástrofes que acontecen hoy día. Es lamentable saber que muchos están preocupados, ajenos a que existe una solución para esto y es creer en Jesuscristo.
El primer punto que quiero tratar con ustedes es ¿cuál es el mandato de Dios? En marcos 16:14- 18 dice:
“Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
Tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”
Cuantos dicen ¡Gloria a dios! Jesús mandó a sus discípulos a predicar su palabra. Id, esto significa mandato, orden de llevar las buenas nuevas de salvación de Jesucristo.
Me gozaba cuando el pastor decía que mañana sábado saldrían a evangelizar. ¡Gloria a dios! Eso es lo que nuestro Señor quiere, que prediquemos.
Dice en Lucas 10:13, algo muy importante para nosotros: “Yo los envío como a corderos en medio de lobos.”
Hay algo fundamental en esto hermanos, cuando salimos a predicar debemos prepararnos espiritualmente. Hay ocasiones en las que no nos preparamos y desconocemos lo que nos espera allá afuera.
¡Cuántos dicen Gloria a Dios!
Dice Jesús: “Yo los envío como a corderos en medio de lobos.” Si como cristianos no nos preparamos el enemigo nos taca y puede acabar con nosotros. Sin embargo cuando nos preparamos espiritualmente Dios nos respalda.
Dice la Biblia que los discípulos de Juan y los Fariseos estaban ayunando; y vinieron y dijeron a Jesús:
"¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los Fariseos, pero tus discípulos no ayunan?"
Mas Jesús respondía que vendrían días en que él les fuera arrebatado y entonces sí ayunarían.
Como creyentes y cristianos debemos prepararnos en el ayuno. Es importante. ¡Cuantos dicen Gloria a Dios!
Admiro mucho un mensaje de Pablo en Timoteo 4:2:
“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”
Si estás en tu trabajo, en la escuela, parada el ómnibus, donde quiera que estés, envía la palabra de Dios. En ocasiones sentimos pena, temor, pero “Dios no nos ha dado espíritu cobardía, sino de poder, amor y de dominio propio.”
¡Cuántos dan un aplauso a Jesucristo!
A veces creemos que porque seamos del grupo de alabanza, no tenemos que predicar y el error más grande es creer que esa misión solo le corresponde a evangelismo. Todos tenemos que predicar, diáconos, maestros, quien sea. ¡Gloria a Dios! Para eso estamos llamados.
El segundo punto que quiero tratar con ustedes es ¿cuál es el resultado?
Dice la Biblia que cuando predicamos Dios nos respalda con señales. En Lucas 10:17: 20 relata en un pasaje como los setenta regresaron con gozo, diciendo: “Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre.”
Yo me imagino el gozo cuando oraban por los enfermos y eran sanados. Dios nos respalda cuando predicamos la palabra y oramos por los enfermos.
¡Gloria a Dios!
Tenemos que creerla a Dios. Una cosa es creen en Dios y otra muy distinta creerle a Dios. ¿Cuántos dicen ¡Gloria a Dios!?
Porque creemos a Jesucristo.
Mire hermanos les voy a contar mi breve testimonio. Desde los cuatro meses de nacido era asmático crónico. Estuve 12 veces ingresado en terapia intensiva a punto de morir. Los médicos no me aseguraban la vida. Mi mamá me llevaba a los centros espirituales y desde que vine a Jesucristo -ya voy para 10 años en el evangelio-y mire lo que Dios ha hecho en mi vida.
¿Cómo ustedes creen que un asmático podría ser trompetista? Cuando un trompetita tiene que tener aire. Sin embargo, a Dios le plació sanarme y escogerme para que sirviera al señor con la trompeta. Ya tengo 23 años.
Así mismo como Dios hizo conmigo quiere también hacerlo con ustedes pero tenemos que creer a él. Hay un pasaje de Jesús en que dice:
“Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún
mayores, porque yo me voy al Padre.
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.”
¡Aleluya!
Esta última semana fuimos a predicar el Grupo Guerreros de Cristo al hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo. Gracias a Dios por ponerme frente a este grupo de jóvenes.
Al terminar queríamos ir a la morgue a resucitar a algún muerto, pero como estaba oscuro pues eran ya las 10 de la noche, nos percatamos de que no estaban trabajando. Sin embargo dijo uno del grupo, hermano vamos a enviar la palabra desde aquí mismo. ¿Cuántos dicen Gloria a Dios! Diría Jesús ¡No he hallado tanta fe en Israel pero en Bayamo! (risas).
Y tenemos que creer que Dios puede hacer estas cosas.
La Biblia narra cómo Pablo traía los paños de los enfermos, oraban y estos sanaban al tocarlos. Nosotros también creemos que podemos lograr estas cosas. No podemos entrar allí, pero ¡Gloria a Dios!, enviamos la palabra con fe, creyendo que Dios puede levantar a esos enfermos de allí.
Meses atrás habíamos ido al hospital nuevamente a predicar. Dios nos abrió puertas y predicamos a una joven que le habían sacado ocho litros de líquido del interior. Estaba grave en una sala de evacuación. Ahí ubican a las personas que son como un vegetal.
Ella y su madre aceptaron a Cristo, y oramos por ella. Al otro día cuando mi tía fue al hospital a verla, ya estaba caminado. Cuando volvimos a visitarla estaba en recuperación y cuando volvimos a visitarla ya estaba en su casa. ¿Cuántos dan gloria a Dios?
Tenemos un Dios poderoso. No privemos a la humanidad de él. Predica la palabra.

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